ETERNIDAD (cenizas de olvido)

Synkkä_Admin Lun 30 Mar 2009, 01:29

ETERNIDAD

Cenizas de olvido

Dedicado a las personas que muchas veces nos tiene que dejar, o que nos tenemos que alejar para no dañar mas. Dedicado a los corazones rotos que penan por un amor perdido, un amor tan profundo que solo el tiempo pude sanar, y por último dedicado a mis dos únicas fuerzas que se han extinguido ya, que han dejado de estar a mi lado para continuar. Un réquiem a su memoria que no volveré a tocar mas.
Para ellas mis inmortales que jamás dejare de amar, por mas que entierre lo que siento ellas saben muy bien su lugar.
A ti, a quien nunca quise dañar… a ti a quien de verdad deseo que el amor pueda curar. A ti …mi amada compañera, aquí o en cualquier lado te dedico mucho mas, porque simplemente fuiste parte de mi vida, de mis sueños, de mi corazón, te deseo toda la suerte y en verdad espero que tomes esto como todo el amor que te tuve alguna vez, porque estas son las palabras de un vampiro que simplemente no pudo olvidar.
Ten en cuenta que aunque mi corazón se endurezca tu recuerdo quedará por siempre, y te agradezco todo aquello que alguna vez hiciste, solo deseo que sigas tu camino y que seas realmente feliz.

A ti mi amada e inmortal amiga, hermana, compañera, he aquí mi declaración cargada de pena y lagrimas que el tiempo jamás podrá borrar . . .

La noche aquel día no era menos que tranquila. Mis pasos sin lugar a dudas me habían llevado a tu lugar de descanso sin quiera pensarlo sin siquiera imaginarlo, solo mis pies caminaron sobre el árido suelo congelado que me llevaba sin dudar a donde tu descansabas serena.

Algunas veces desde que la noche me había cubierto con su manto había pensado que la inmortalidad podría ser algo mas allá de lo que habíamos alguna vez imaginado, casi un regalo que nos permitiría estar juntas por fin en la eternidad, tomadas de las manos como dos pequeñas niñas jugando sin preocuparnos de nada en realidad, viendo la vida pasar con sus añejos años sin que nos tocaran, sin que nos pudieran dañar, siendo tu y yo las mejor del mundo, las mas fuertes, las mas insaciables.

Había imaginado desde el primer momento el compartir el don obscuro contigo, jamás lo habría dudado, era mas que un sueño una necesidad porque simplemente no podía imaginar pasar sin ti la eternidad.

Por noches rondaba los callejones alimentándome con solo una idea en la cabeza: estar contigo. Caminar por aquellas solitarias calles olvidadas de dios riendo junto a ti, invocando a la noche con nuestra felicidad, con nuestra necesidad de asesinar.

De vez en vez escapaba entre la noche para mirarte, para verte y preguntarme ¿cuándo será el momento adecuado?, ¿cuándo podría por fi estar de nuevo a tu lado?... por desgracia aquella pregunta no tardo mucho en ser respondida.

¿Sabes que he aprendido en este tiempo?... he aprendido de ti, de los mortales, he aprendido de mi propia realidad. He aprendido que los humanos sienten, cambian, evolución y terminan por caer en la decadencia.

¿Te imaginas el corazón de un inmortal?...¿de un hijo de la noche?

El corazón de un inmortal es frágil, como una pequeña pieza de cristal que puede ser roto en cualquier momento, pero también es sólido, casi imposible de penetrar, casi tan fuerte como un roble en la eternidad.

¿pensaste que no me dañarías?, ¿pensaste que mi corazón inmortal no sufriría?... te equivocaste, llegaste hondo, escarbaste en mi corazón y me hiciste morir de nuevo. Jamás pensé que lo sentiría, aquella angustia en el pecho, las inexorables ganas de gritar, de tapar mis oídos y alejarme, de que tus palabras no penetraran en mi cuerpo como cuchillos incandescentes marcando mi eternidad para siempre. Pensé que mi corazón inmortal no sufriría , pero lamentablemente si lo hizo.

Mi corazón lloro, lloro por mucho tiempo mientras veía tu expresión y reconocía en ella que te había perdido, que jamás sería como lo habíamos prometido, que las palabras de por siempre no eran mas que falsas oraciones para los mortales, que ustedes son mas fríos que los amos de la noche, que no tienen piedad, que son sanguinarios y asesinos.

La eternidad comprendió mi llanto, comprendió que un hijo suyo derramaba sus lagrimas sobre su manto. Un vampiro no puede llorar mas que algunas veces durante la eternidad y aquellas lagrimas fueron dedicadas a ti cada hora, cada día, cada segundo, cada minuto que marcaba mi partida.

Ahora me doy cuenta de que las palabras se borran con facilidad en la mente humana, que la debilidad la corrompe y la hace colapsar, que lo que se dice un día al otro ya no tiene porque importar. Me di cuenta de que cambiaste, que me odiaste, que me temiste y que sin lugar a dudas me olvidaste. Me di cuenta que para ti el orgullo era mas grande, que mi reverencia inmortal no te ayudo a confiar, que mi llanto no lo escuchaste jamás, me di cuenta de que te había perdido, de que había muerto para mi aquella hermosa virgen mortal, aquella preciosa joya en el infinito, aquella amiga fiel que habría querido conservar.

Con dolor di la vuelta ante tu mirada inquisidora y de repulsión, di la vuelta con la cabeza gacha como un fiel animal ante su amo, di la vuelta esperando llegar a mi tumba para destrozar dentro de mi la furia acompañada de dolor que me provocaban tus miradas porque ahora era como un animal incapaz de detener mis fuerzas, con tan solo tomar tu cuello hubiera podido acabar contigo pero mi compasión hizo que me detuviera, que sintiera mas pena que rabia, que necesitara tomarte entre mis brazos como un adiós antes de perderte entre mis manos por locura.

Lo pensé dos veces, mi amor era tan grande que no podía terminar contigo, no podía terminar con mi idea egoísta de que todo seria para siempre, con la idea con la que había aceptado la eternidad, con la idea de un tu y yo para siempre. Me di cuenta de que me dolía más asesinarte, borrar todo de ti, porque simplemente el saberte con bien me hacia feliz.

Destrozada camine de nuevo hasta la entrada, aun con tu mirada de odio sobre mi y me di cuenta de que muy dentro había dolor, un dolor que compartíamos aunque no pareciera así.

Antes de marcharme te dedique una última y lastimera sonrisa, tan sincera que ni yo misma podía haber imaginado tener, llena de amor, de compasión y sobre todo de arrepentimiento hacia ti, pero tu indiferencia marco mi partida, aquella mirada me lo dijo todo , me aborrecías, me temías e inexplicablemente me extrañabas.

Jamás te culpe, supe que tu dolor era hacia lo que jamás te había invitado a compartir, a lo que me había negado a darte, pero no me culpes, un poco de mi corazón mortal aun latía dentro de mi nuevo cuerpo, por mi sangre aun corría aquel amor sagrado que había hacia ti, y aún cuando cerré los ojos y me entregue a la luz del amanecer deseando que el dolor se fundiera con la eternidad en cenizas y mi alma pudiera descansar en paz, aún así no pensé mas que en una cosa: que deseaba sinceramente que después de mi partida en verdad me pudieras olvidar.