Historia de un Vampiro (mundo oscuro) ¿que pasaría si los vampiros gobernaran la tierra?
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Historia de un Vampiro (mundo oscuro) ¿que pasaría si los vampiros gobernaran la tierra?
Historia de un Vampiro: Mundo Oscuro
Sinopsis:
En un mundo gobernado por vampiros, Andrés es un asesino de su propia especie y de humanos; los cuales son prisioneros de un vampiro llamado: Esteban, en donde este los tiene como producción de sangre para seguir liderando a sus matones entre ellos a Andrés.
¿Pero que pasara cuando Andrés se enamora? ¿Le dará la espalda a su especie? ¿Se enamorara de la odiosa y rebelde Claudia o de dulce y humana Susan?
¿Los humanos ganaran de nuevo el dominio de la tierra?...
----------------------------------------------------------------
INICIO
La sangre me consumía, la sangre era toda la verdad que existía en mi Mundo... Nunca imagine poder ver mas alla que no fuera sangre...
ROJA, ESPESA, LIQUIDA y DELICIOSA SANGRE.
De solo escribir algunas veces me doy cuenta que era todo mi existir. Ahora es diferente, cuanto he cambiado en estos últimos meses.
Esta sociedad que ve a los humanos como solo fuente de alimento, me doy cuenta que son más q solo sangre, pero los vampiros pensamos que son solo bolsas de nuestro alimento rojo.
Que equivocado estaba...
Sinopsis:
En un mundo gobernado por vampiros, Andrés es un asesino de su propia especie y de humanos; los cuales son prisioneros de un vampiro llamado: Esteban, en donde este los tiene como producción de sangre para seguir liderando a sus matones entre ellos a Andrés.
¿Pero que pasara cuando Andrés se enamora? ¿Le dará la espalda a su especie? ¿Se enamorara de la odiosa y rebelde Claudia o de dulce y humana Susan?
¿Los humanos ganaran de nuevo el dominio de la tierra?...
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INICIO
La sangre me consumía, la sangre era toda la verdad que existía en mi Mundo... Nunca imagine poder ver mas alla que no fuera sangre...
ROJA, ESPESA, LIQUIDA y DELICIOSA SANGRE.
De solo escribir algunas veces me doy cuenta que era todo mi existir. Ahora es diferente, cuanto he cambiado en estos últimos meses.
Esta sociedad que ve a los humanos como solo fuente de alimento, me doy cuenta que son más q solo sangre, pero los vampiros pensamos que son solo bolsas de nuestro alimento rojo.
Que equivocado estaba...
Última edición por .:Reina_dark:. el Sáb 04 Feb 2012, 02:10, editado 1 vez
Continuacion
Capitulo 1: Sociedad
Esta sociedad siempre ha sido muy agradable al menos cuando uno es vampiro y no humano. Los humanos han estado encerrados como amínales y muchos otros en las cantarillas de subsuelo. No quiero imaginar que enfermedades habrá allí abajo, pero no debe importarme.
- Andrés - llamó una voz suave
Me sobresalte al no recordar quien estaba en mi cama y como buen luchador salté de la cama para enfrentarme con la posible amenaza.
- Andrés... ¿Qué te sucede? - pregunto aquella chica tan linda como cualquier vampiro de este mundo negro.
- Nada, Nada - respondí inmediatamente poniéndome mis pantalones negros - He estado un poco nervioso últimamente.
- ¿Nervioso? tú - pregunto con sarcasmo e incredulidad
- Cristina... podrías irte - le pedí con toda la cortesía q fui posible señalándole la puerta
-Bien - respondió tomando toda su ropa del suelo para ponérsela y antes de irse me beso en los labios para luego agregar - Te veo en la cueva
Salió por la puerta y yo me quede allí en medio del día como idiota.
Tenia que terminar con todos estos romances, aunque eso me impedía pensar en otra cosa que no fuera pelear.
Salí de aquella habitación para tomar un poco d sangre fresca y con mi sed saciada me dirigí a la calle.
La luna iluminaba, y como siempre todos salían de sus respectivas habitaciones para enfrentarse a nuestra eternidad de corto plazo.
Camine atreves de todos aquellos vampiros lentos y seguí así hasta estar enfrente de un gran edificio. Esta era mi rutina diaria para conseguir sangre de buena calidad, pero la sangre valía pena y trabajar por ella era lo más importante para este mundo oscuro. Ya que los humanos no se daban de los árboles y la sangre ya no era tan fresca, muchos se conformaban con sangre sintética, pero era tan asquerosa... yo en cambio nunca llegaría a probarla bajo mi propia voluntad.
Subí por un elevador, hasta llegar a unas oficinas.
-Hola Andrés - me saludo una vampira detrás de un escritorio, todo ese pasillo se encontraba desierto
-Hola Clara - respondí devolviéndole el saludo - está el jefe
Ella me miro con sus ojos tan azules como el mis océano
-Si - dijo- le diré que estas aquí
A continuación ella lo llamo atreves del comunicador y escuche la respuesta de este:
-Hazlo pasar
-Pasa Andrés - dijo mientras me guiaba hasta la puerta y luego antes de llegar se puso ante la puerta y agrego - Cuando me invitaras a salir
Le sonreí y le puse una mano en su barbilla diciéndole:
-Un día de estos, chica - dicho esto entre por la puerta donde estaba mi jefe sentado detrás de un escritorio
- ANDRES- dijo detrás de su escritorio - Vienes a ver qué trabajo tengo para ti... ¿verdad?
-Por supuesto - dije sin rodeos
- Deja te digo que una sola cosa me haría feliz - argumento parándose de su asiento y dirigiéndose a la ventana - Necesito que vayas a hacerle una visitita a Ricardo
-¡Ricardo! - exprese con asombro- pensé que eran amigos
- lo somos, pero digamos que tuvimos diferentes argumentos en las junta sobre la sed del mundo vampírico - dijo con voz seria
- Esta bien, lo hare - acepte el trabajo sin más cuestionamientos
-Se que lo harás - coincidió con una sonrisa - Mira que él piensa que nosotros somos los monstros y que los humanos son lo normales
Se asqueó a recordar las palabras que había dicho Ricardo ante toda la junta.
-entiendo - reconocí q Ricardo había metido la pata - delo por hecho
Me dirigía hacia mi próxima víctima
Andrés- el jefe grito desde su escritorio
Detuve mi caminada, para mirarlo
-Si pudieras, quisiera que averiguaras si tiene algo que ver con la bolsa de sangre llamado Gabriel y si es posible tal vez dos por uno sería lo más conveniente en esta misión - dijo susurrando
-Cuenta con ello...
Me marche de aquella oficina, para introducirme de nuevo en las calles llenas de vampiros. Nuestra raza había poblado la tierra más de 2000 años y ahora el vampiro había ganado su existencia gracias a las guerras atómicas que había destruido hasta el 80% de la humanidad. Después de eso fue sencillo salir y desterrarlos de todo aquello q consideraba suyo y así ha sido desde hace 20 años.
Esta sociedad oscura. Esta sociedad en penumbras. Esta sociedad de sed de sangre. Esta sociedad de VAMPIROS...
Esta sociedad siempre ha sido muy agradable al menos cuando uno es vampiro y no humano. Los humanos han estado encerrados como amínales y muchos otros en las cantarillas de subsuelo. No quiero imaginar que enfermedades habrá allí abajo, pero no debe importarme.
- Andrés - llamó una voz suave
Me sobresalte al no recordar quien estaba en mi cama y como buen luchador salté de la cama para enfrentarme con la posible amenaza.
- Andrés... ¿Qué te sucede? - pregunto aquella chica tan linda como cualquier vampiro de este mundo negro.
- Nada, Nada - respondí inmediatamente poniéndome mis pantalones negros - He estado un poco nervioso últimamente.
- ¿Nervioso? tú - pregunto con sarcasmo e incredulidad
- Cristina... podrías irte - le pedí con toda la cortesía q fui posible señalándole la puerta
-Bien - respondió tomando toda su ropa del suelo para ponérsela y antes de irse me beso en los labios para luego agregar - Te veo en la cueva
Salió por la puerta y yo me quede allí en medio del día como idiota.
Tenia que terminar con todos estos romances, aunque eso me impedía pensar en otra cosa que no fuera pelear.
Salí de aquella habitación para tomar un poco d sangre fresca y con mi sed saciada me dirigí a la calle.
La luna iluminaba, y como siempre todos salían de sus respectivas habitaciones para enfrentarse a nuestra eternidad de corto plazo.
Camine atreves de todos aquellos vampiros lentos y seguí así hasta estar enfrente de un gran edificio. Esta era mi rutina diaria para conseguir sangre de buena calidad, pero la sangre valía pena y trabajar por ella era lo más importante para este mundo oscuro. Ya que los humanos no se daban de los árboles y la sangre ya no era tan fresca, muchos se conformaban con sangre sintética, pero era tan asquerosa... yo en cambio nunca llegaría a probarla bajo mi propia voluntad.
Subí por un elevador, hasta llegar a unas oficinas.
-Hola Andrés - me saludo una vampira detrás de un escritorio, todo ese pasillo se encontraba desierto
-Hola Clara - respondí devolviéndole el saludo - está el jefe
Ella me miro con sus ojos tan azules como el mis océano
-Si - dijo- le diré que estas aquí
A continuación ella lo llamo atreves del comunicador y escuche la respuesta de este:
-Hazlo pasar
-Pasa Andrés - dijo mientras me guiaba hasta la puerta y luego antes de llegar se puso ante la puerta y agrego - Cuando me invitaras a salir
Le sonreí y le puse una mano en su barbilla diciéndole:
-Un día de estos, chica - dicho esto entre por la puerta donde estaba mi jefe sentado detrás de un escritorio
- ANDRES- dijo detrás de su escritorio - Vienes a ver qué trabajo tengo para ti... ¿verdad?
-Por supuesto - dije sin rodeos
- Deja te digo que una sola cosa me haría feliz - argumento parándose de su asiento y dirigiéndose a la ventana - Necesito que vayas a hacerle una visitita a Ricardo
-¡Ricardo! - exprese con asombro- pensé que eran amigos
- lo somos, pero digamos que tuvimos diferentes argumentos en las junta sobre la sed del mundo vampírico - dijo con voz seria
- Esta bien, lo hare - acepte el trabajo sin más cuestionamientos
-Se que lo harás - coincidió con una sonrisa - Mira que él piensa que nosotros somos los monstros y que los humanos son lo normales
Se asqueó a recordar las palabras que había dicho Ricardo ante toda la junta.
-entiendo - reconocí q Ricardo había metido la pata - delo por hecho
Me dirigía hacia mi próxima víctima
Andrés- el jefe grito desde su escritorio
Detuve mi caminada, para mirarlo
-Si pudieras, quisiera que averiguaras si tiene algo que ver con la bolsa de sangre llamado Gabriel y si es posible tal vez dos por uno sería lo más conveniente en esta misión - dijo susurrando
-Cuenta con ello...
Me marche de aquella oficina, para introducirme de nuevo en las calles llenas de vampiros. Nuestra raza había poblado la tierra más de 2000 años y ahora el vampiro había ganado su existencia gracias a las guerras atómicas que había destruido hasta el 80% de la humanidad. Después de eso fue sencillo salir y desterrarlos de todo aquello q consideraba suyo y así ha sido desde hace 20 años.
Esta sociedad oscura. Esta sociedad en penumbras. Esta sociedad de sed de sangre. Esta sociedad de VAMPIROS...
Continuacion
Capitulo 2: Cueva
Caminaba directo a mi cita con Cristina, no tenía ninguna intención en llegar pero tenía que acabar con todo esto.
Llegue a una estrecha calle, donde estaba desierta ó al menos eso creí en esos momentos.
Cuando me encontraba a unos cuantos metros de aquel Bar llamado Cueva, escuche pasos detrás de mí, como buen luchador me escondí detrás de unas cajas que estaban encimadas. Vi una figura alta y le ataque.
Lo tome por el cuello con ambas manos estrangulándolo. Pude ver sus facciones de terror a aquel hombre de mi misma edad. Lo había tomado por sorpresa y supe al instante que no me seguía.
Se retorcía en mis manos por la falta de aire.
- ¡Que haces aquí! - exprese con enojo a aquel individuo desconocido mostrando defensa con mis colmillos
- Suéltame Monstro...- soltó las palabras entrecortadas por la presión de mi manos en su cuello
Lo solté, no por obedecer simplemente porque no tenía sentido matarlo ó al menos no me daba la gana hacerlo en ese momento.
- ¡Largo! - le susurre de cerca y posteriormente lo amenace - Juro que si no te vas te matare hasta q no tengas sangre alguna en tu cuerpo.
Aquel chico descuidado me miro sorprendido por no haberlo matado. Dándome una última mirada de inspección se echo a correr hasta perderse en unas de las cantarillas que se encontraban muy cerca de un edificio abandonado.
Lo vi perderse en las profundidades de la tierra.
Un humano entre mis manos y no lo había matado. Esto no se tenía que saber, volteé a ambas direcciones y no había nadie al menos a simple vista y más tranquilo seguí mi camino.
Llegue unos minutos después al Bar, todo era un caos como siempre. Los vampiros se situaban en mesas con vampiresas sucias que se dejaban morder por pura excitación. Enfrente de cada vampiro había copas llenas de liquido rojo (sangre de muy mala calidad).
Los vampiros podían beber cualquier tipo de sangre pero con la consecuencia era de enfermarse de algún virus raro. Me asqueaba tomar de esa sangre y lo tenía que hacer para aparentar mi visita usual.
Él vampiro que se encontraba detrás de la barra se llamaba: Jonathan. Muy amigable pero receloso de cualquier personaje que le pudiera una copa.
- Andrés...- dijo de forma de saludo - ¿te sirvo una copa?
Esta vez no quise probar esa sangre de mala calidad y le negué con la cabeza.
- Como quieras - respondió un poco molesto por mi negación de la sangre -¿entonces a que vienes?
- Cristina - le respondí sin darle más explicación
Jonathan miro alrededor y dijo:
-Ella no está aquí - respondió inclinando la cabeza hacia mí y susurro- Creo que Sandra se la llevo cuando se entero que paso toda una noche contigo
-A donde se la llevo, ¿lo sabes?- pregunte mientras miraba a una vampira de un lindo cuerpo gritando de excitación por ser mordida por un vampiro súper robusto.
-No - respondió
Deje de observar a aquella pareja y mire a Jonathan mientras el limpiaba unas copas de cristal.
- Tu donde supones que este
-Podría habérsela llevado a las afueras de la ciudad- dijo restándole importancia al lugar
-Gracias...por tu información - Saque de mi cinturón una botellita de sangre fresca y se la di.
Cuando la tuvo entre sus manos sonrió placenteramente.
-Cuando quieras amigo - contesto mientras examinaba la sangre de la botellita contra luz.
Así lo deje extasiado con la botellita de sangre. Salí de nuevo a la calle desierta.
Si Sandra se había llevado a Cristina eso quería decir que ya no la volvería a ver, no estaba triste si no un poco culpable por saber que había sido mi culpa el hecho que Cristina dejara la ciudad. Tal vez nunca lo volvería a ver y en pocas palabras eso había facilitado mucho las cosas, ya no sería yo el que la dejaba a ella, si no ella se había ido y fin de cualquier cosa con Cristina.
Me sentí libre de nuevo como siempre sucedía cuando terminaba con una chica, pero también sabía que en cualquier momento buscaría otra solo para pasar el rato.
Sonreí para la oscuridad y para mí mismo
Y posteriormente me puse en marcha hacia mi próxima víctima.
Ricardo y Gabriel estaban más que muertos, nunca he fallado en una misión de esta magnitud y esta no sería la primera vez.
Llegue a mi destino y antes de entrar revise si tenía todo lo que necesitaba, cuando hubo terminado mi inspección de rutina, me adentre a aquel edificio de una sola planta que conocía muy bien.
Uno de los guardianes de Ricardo me escolto hasta donde él se encontraba. Luego me encargaría de él más rápido de lo que pensaran.
Pero observe que en el interior de dicha oficina no solo estaba Ricardo si no también otros dos guardianes. Tres en total y Ricardo. Pero no me preocupo lo más mínimo.
Ricardo me miro con sonrisa maliciosa, tal vez pensaba muy bien a que había venido ó pensaba que tenía un recordó de mi jefe.
Descubrí rápidamente que pensaba que yo había ido de recadero por petición de mi jefe, lo cual era muy falso
- Así que has venido para suplicar a petición de Esteban - argumento sarcásticamente y prosiguió - Mira que el haberle quitado un porcentaje de su paga debió ser mucho insulto para él, pero quiero que le digas que se pudra.
Chasqueo los dedos y otros tres guardianes aparecieron. Ahora eran seis y Ricardo.
-Y para que vea que lo digo enserio le mandare una pequeña muestra...
En ese momento los seis guardianes me sometieron hasta tirarme de rodillas al suelo, no puse resistencia por que aun no era el momento indicado.
- Lo siento Andrés pero esto son solo negocios - dijo de forma de disculpa y antes de irse se dirigió hacia sus guardianes con algunas palabras- Mantelo y manden el cuerpo a las oficinas de Esteban
Y sin más que decir se marcho de la habitación. Tenía solo algunos minutos para zafarme de estos seis guardianes y Matar a Ricardo antes que se largara de aquella oficina inmunda.
Los guardianes estaban deliberando quien me mataba ó si lo hacían los seis al mismo tiempo y con eso fue suficiente como para darme valor y pensar en una estrategia.
No tenía miedo y solo pensaba en sangre. Matar era tan sencillo, Tan natural, Tan simple.
Yo era un asesino. Yo era uno de los asesinos más poderosos entre los vampiros. Un asesino que no podían parar tan fácilmente. Un asesino de vampiros como de humanos. Un asesino que mataría sin pensar en nada más que en Muerte.
Un asesino de sed de SANGRE...
Caminaba directo a mi cita con Cristina, no tenía ninguna intención en llegar pero tenía que acabar con todo esto.
Llegue a una estrecha calle, donde estaba desierta ó al menos eso creí en esos momentos.
Cuando me encontraba a unos cuantos metros de aquel Bar llamado Cueva, escuche pasos detrás de mí, como buen luchador me escondí detrás de unas cajas que estaban encimadas. Vi una figura alta y le ataque.
Lo tome por el cuello con ambas manos estrangulándolo. Pude ver sus facciones de terror a aquel hombre de mi misma edad. Lo había tomado por sorpresa y supe al instante que no me seguía.
Se retorcía en mis manos por la falta de aire.
- ¡Que haces aquí! - exprese con enojo a aquel individuo desconocido mostrando defensa con mis colmillos
- Suéltame Monstro...- soltó las palabras entrecortadas por la presión de mi manos en su cuello
Lo solté, no por obedecer simplemente porque no tenía sentido matarlo ó al menos no me daba la gana hacerlo en ese momento.
- ¡Largo! - le susurre de cerca y posteriormente lo amenace - Juro que si no te vas te matare hasta q no tengas sangre alguna en tu cuerpo.
Aquel chico descuidado me miro sorprendido por no haberlo matado. Dándome una última mirada de inspección se echo a correr hasta perderse en unas de las cantarillas que se encontraban muy cerca de un edificio abandonado.
Lo vi perderse en las profundidades de la tierra.
Un humano entre mis manos y no lo había matado. Esto no se tenía que saber, volteé a ambas direcciones y no había nadie al menos a simple vista y más tranquilo seguí mi camino.
Llegue unos minutos después al Bar, todo era un caos como siempre. Los vampiros se situaban en mesas con vampiresas sucias que se dejaban morder por pura excitación. Enfrente de cada vampiro había copas llenas de liquido rojo (sangre de muy mala calidad).
Los vampiros podían beber cualquier tipo de sangre pero con la consecuencia era de enfermarse de algún virus raro. Me asqueaba tomar de esa sangre y lo tenía que hacer para aparentar mi visita usual.
Él vampiro que se encontraba detrás de la barra se llamaba: Jonathan. Muy amigable pero receloso de cualquier personaje que le pudiera una copa.
- Andrés...- dijo de forma de saludo - ¿te sirvo una copa?
Esta vez no quise probar esa sangre de mala calidad y le negué con la cabeza.
- Como quieras - respondió un poco molesto por mi negación de la sangre -¿entonces a que vienes?
- Cristina - le respondí sin darle más explicación
Jonathan miro alrededor y dijo:
-Ella no está aquí - respondió inclinando la cabeza hacia mí y susurro- Creo que Sandra se la llevo cuando se entero que paso toda una noche contigo
-A donde se la llevo, ¿lo sabes?- pregunte mientras miraba a una vampira de un lindo cuerpo gritando de excitación por ser mordida por un vampiro súper robusto.
-No - respondió
Deje de observar a aquella pareja y mire a Jonathan mientras el limpiaba unas copas de cristal.
- Tu donde supones que este
-Podría habérsela llevado a las afueras de la ciudad- dijo restándole importancia al lugar
-Gracias...por tu información - Saque de mi cinturón una botellita de sangre fresca y se la di.
Cuando la tuvo entre sus manos sonrió placenteramente.
-Cuando quieras amigo - contesto mientras examinaba la sangre de la botellita contra luz.
Así lo deje extasiado con la botellita de sangre. Salí de nuevo a la calle desierta.
Si Sandra se había llevado a Cristina eso quería decir que ya no la volvería a ver, no estaba triste si no un poco culpable por saber que había sido mi culpa el hecho que Cristina dejara la ciudad. Tal vez nunca lo volvería a ver y en pocas palabras eso había facilitado mucho las cosas, ya no sería yo el que la dejaba a ella, si no ella se había ido y fin de cualquier cosa con Cristina.
Me sentí libre de nuevo como siempre sucedía cuando terminaba con una chica, pero también sabía que en cualquier momento buscaría otra solo para pasar el rato.
Sonreí para la oscuridad y para mí mismo
Y posteriormente me puse en marcha hacia mi próxima víctima.
Ricardo y Gabriel estaban más que muertos, nunca he fallado en una misión de esta magnitud y esta no sería la primera vez.
Llegue a mi destino y antes de entrar revise si tenía todo lo que necesitaba, cuando hubo terminado mi inspección de rutina, me adentre a aquel edificio de una sola planta que conocía muy bien.
Uno de los guardianes de Ricardo me escolto hasta donde él se encontraba. Luego me encargaría de él más rápido de lo que pensaran.
Pero observe que en el interior de dicha oficina no solo estaba Ricardo si no también otros dos guardianes. Tres en total y Ricardo. Pero no me preocupo lo más mínimo.
Ricardo me miro con sonrisa maliciosa, tal vez pensaba muy bien a que había venido ó pensaba que tenía un recordó de mi jefe.
Descubrí rápidamente que pensaba que yo había ido de recadero por petición de mi jefe, lo cual era muy falso
- Así que has venido para suplicar a petición de Esteban - argumento sarcásticamente y prosiguió - Mira que el haberle quitado un porcentaje de su paga debió ser mucho insulto para él, pero quiero que le digas que se pudra.
Chasqueo los dedos y otros tres guardianes aparecieron. Ahora eran seis y Ricardo.
-Y para que vea que lo digo enserio le mandare una pequeña muestra...
En ese momento los seis guardianes me sometieron hasta tirarme de rodillas al suelo, no puse resistencia por que aun no era el momento indicado.
- Lo siento Andrés pero esto son solo negocios - dijo de forma de disculpa y antes de irse se dirigió hacia sus guardianes con algunas palabras- Mantelo y manden el cuerpo a las oficinas de Esteban
Y sin más que decir se marcho de la habitación. Tenía solo algunos minutos para zafarme de estos seis guardianes y Matar a Ricardo antes que se largara de aquella oficina inmunda.
Los guardianes estaban deliberando quien me mataba ó si lo hacían los seis al mismo tiempo y con eso fue suficiente como para darme valor y pensar en una estrategia.
No tenía miedo y solo pensaba en sangre. Matar era tan sencillo, Tan natural, Tan simple.
Yo era un asesino. Yo era uno de los asesinos más poderosos entre los vampiros. Un asesino que no podían parar tan fácilmente. Un asesino de vampiros como de humanos. Un asesino que mataría sin pensar en nada más que en Muerte.
Un asesino de sed de SANGRE...
Continuacion
Capítulo 3.
Matanza
¡Matar!, ¡Matar! era mi único pensamiento.
Los vampiros guardianes aun se disputaban quien me mataría primero y yo poco a poco fui bajando una mano hasta llegar a mi bolcillo donde se encontraba mi arma, no era la que necesitaba ya que mi espada se encontraba colgada en mi regazo, pero solo necesitaba distraerlos y posteriormente cortarles la cabeza con mi espada de gran filo.
Saque con cuidado una pistola que contenía balas de madera, esto no podía matar a los vampiros pero podía traspasar su piel para dejarlos inmóviles por algunos minutos y eso era lo que buscaba solo algunos minutos.
- Yo lo matare - dijo uno de ellos el que se encontraba más cerca de mí
Supe enseguida que trataría de torcer mi cabeza, entonces me agache y caí de espaladas al suelo para dispararle justo en su pecho. La bala lo atravesó y grito de dolor.
Los otros cinco vinieron rápidamente a mí mientras que el guardián de grandes ojos se retorcía por el dolor causado de la bala de madera.
Todo lo vi en cámara lenta y dispare otros dos balazos.
Las balas salieron disparadas justo donde yo quería. Tumbe a otros dos por el dolor y yo rodé por el piso para que los otros tres guardianes no me atraparan.
Tire la pistola ya que no tenía más balas.
Supe que era el turno de mi gran habilidad cortar cabezas de vampiros con mi espada delgada pero muy filosa. Así que rápidamente saque mi espada y me puse a pelear con los guardianes, me dieron unos cuantos golpes en la cara y en la parte superior de mi estomago... pero yo les sometía con mi espada haciéndoles cortadas que les afectaba ya que sangraban.
Uno de ellos cometió un grave error, lo cual me hizo ganar toda esta pelea. Quiso someterme, uno de aquellos vampiros y yo lo use como escudo hasta que lo avente con gran fuerza y los otros dos se distrajeron lo suficiente para córtales la cabeza a los dos.
Se desplomaron enfrente de mí y seguí con el guardián que quería someterme cuando se puso de pie era demasiado tarde yo le rebane la cabeza al igual que a sus otros dos amigos.
Mi espada tenía un poco de sangre, pero sabía que los vampiros no estaban muertos, así que saque una botella llena de agua bendecida y los rocié una solo gota.
La agua recorría con gran rapidez todo el cuerpo hasta consumirlos por entero y dejarlos quemados.
Los que estaban cortados de la cabeza no emitieron ruido alguno, pero los que se encontraban solo adoloridos por los balazos, gritaron hasta no poder y se retorcieron como gusanos.
Me quede allí contemplando la habitación y masacre que había hecho. Me sentí satisfecho por mi trabajo y guarde la poca agua bendita que tenia.
Era peligroso traer agua bendita en una de tus bolsas y más cuando eres un vampiro y puedes morir. Esta agua la había conseguido gracias a un humano que era una fuente para mí y lo consideraba como un amigo.
Aunque no me agradaban tanto los humanos, pero la única manera de matar a un vampiro era con agua bendita ó con una cruz, pero si yo la llegara a tocar moriría al instante.
Rompí una de las ventas de esa oficina y salte a la calle recordando que mi objetivo era Ricardo y no esos guardianes.
Descubrí que el carro de Ricardo apenas había empezado a arrancar y sin pensarlo dos veces salte encima de su auto negro. No me moví hasta que llegamos al destino menos pensado que se me había ocurrido.
Llegamos a los ductos cerca de las alcantarillas donde estaban los humanos
No podía creerlo. Mi jefe tenía razón, Ricardo tenía algo que ver con Gabriel.
Espere arriba del techo del automóvil y salte antes de que se estacionara. Los vi desde lejos cuando ellos pararon. Pero pensé que se quedarían allí, pero no fue así, Ricardo se dirigió muy cerca de la puerta de la alcantarilla de gran tamaño. Posteriormente salió una persona andrajosa, socio y con color en las mejillas. Supe enseguida que ese era Gabriel.
Así que después de todo mi jefe tenía razón y creo que lo complacería en matar a dos dolores de cabeza en vez de uno solo. No me detuve, camine por ese mismo espacio de pasto muerto. Salte sobre Ricardo y le corte la cabeza sin decirle nada, sin dejar que nadie reaccionara por su muerte próxima. Uno de sus más fieles guardianes y jefes de los otros seis que había matado salto hacia mi mostrando sus colmillos, yo reaccione al instante y salí de mi posición.
Tuvimos una pelea pequeña ya que fue difícil matarlo, pero al final lo degollé y le rocié a las dos aguas cristalinas y benditas.
Así termine mi trabajo. O al menos una parte de él. Volteé a ver a Gabriel que un seguía sin dar crédito como había matado tan rápido a esos vampiros. Cuando me miro y vio que el peligro ahora venia hacia él, me sorprendió su repentina acción. Mientras caminaba hacia él, Gabriel saco una pistola de agua, pero no era agua si no agua bendita, eso podría matarme al igual que a todos los vampiros.
Me detuve en seco. No podía hacerle nada, además pude ver por el brillo de la luna un destello en su cuello y supuse que era una cruz de plata.
- ¿quieres matarme también a mi? - me cuestiono mientras mantenía en lo alto la pistola con agua bendita.
La agua bendita no era fácil de encontrar, tenían que sacarla de los templos donde se encontraba y bendecirla allí mismo, de no ser así esa agua era normal y nada letal para los vampiros. Pero como este mundo era de vampiros ya no había religión alguna que no fuera SANGRE.
- Paz amigo - deje caer mi espada a un lado y seguí observándolo
-¿Amigo? - dijo con sarcasmo - Tú eres un monstro porque debería tener un amigo vampiro
Estaba muy serio y podía ver que mantenía bien apuntada ese pistola directo a mí.
-Esta bien - dije razonando - Mi jefe solo me dijo que le interesaba Ricardo, ya lo mate...así que no hay problema me iré.
Me di media vuelta pero me entro una especie de pánico cuando dijo:
-Nada de eso - respondió con energía - Tú no te vas... Así que date la vuelta y mírame
Hice lo que me pidió y de pronto escuche varias voces detrás de él. Gabriel discutió en susurro sin apartarme la vista.
Que oportunidad tenía de escaparme de allí ileso. Nenguna pensé pesadamente. Si saltara a cualquier dirección Gabriel podría dispárame aunque yo fuera demasiado rápido tengo la seguridad que con una sola gota de aquel liquido se recorrería atreves de todo mi cuerpo hasta morir.
- No estarás hablando enserio - tercio una voz grave - Traerlo con nosotros como prisionero... ¿acaso te has vuelto loco Gabriel?
-Es la única forma - respondió- él es diferente
- ¿Diferente?, a que te refieres
-Te lo diré cuando lo tengamos encerrado - le anuncio
El grandulón lo miro dudando, pero pronto llamo a otros hombres igual de grandes que él
-¡¡Rápido, rápido!! - expreso - Agarren a ese vampiro mugroso
Dada la orden siete humanos me registraron y sacaron todo lo que consideraban peligroso, cuando acabaron me ataron con una soga sin que yo pusiera resistencia. Cada uno de ellos tenía cruses en sus cuellos y agua bendita.
No tenía opción alguna. Además pensé que si saldría de aquella situación podría después informar sobre este escondite a los vampiros. Claro si es que lograba salir ileso.
Me empujaron para que entrara y bajara por una cantarilla que olía horriblemente mal. Con diez humanos a mi lado y con cada uno de ellos traía lo más letal para un vampiro como yo.
No exprese miedo, porque no lo tenía. No exprese incomodidad, porque no me importaba. No exprese nada en lo absoluto porque yo era frio como un Hielo.
Seguimos adentrándonos en aquellos ductos sucios y oxidados. Hasta que llegamos a una puerta de fierro forjado y cuando entramos vi un gran grupo de humanos.
La verdad me sorprendió de que hubiera muchos de hechos allí abajo.
- ¿Qué diablos hace ese vampiro aquí? - dijo una voz femenina detrás de nosotros, por lo tanto todos nos dimos la vuelta para observar quien podría ser
- Liliana...es un prisionero
-¡Prisionero! -expreso regañando a Gabriel
-Ya te lo contare después...
-¿Que sucede?- pregunto una voz saliendo de una de las puertas
Me miro con curiosidad. Sus ojos eran grandes y expresivos. Sus mejillas estaban con ese toque rojizo de la vida.
Un solo momento. Un solo sentimiento. Una sola cosa que nunca pensé sentir. Un sentimiento que no podre describir. No podre saber nunca que fue lo que despertó esa chica en MÍ.....
Matanza
¡Matar!, ¡Matar! era mi único pensamiento.
Los vampiros guardianes aun se disputaban quien me mataría primero y yo poco a poco fui bajando una mano hasta llegar a mi bolcillo donde se encontraba mi arma, no era la que necesitaba ya que mi espada se encontraba colgada en mi regazo, pero solo necesitaba distraerlos y posteriormente cortarles la cabeza con mi espada de gran filo.
Saque con cuidado una pistola que contenía balas de madera, esto no podía matar a los vampiros pero podía traspasar su piel para dejarlos inmóviles por algunos minutos y eso era lo que buscaba solo algunos minutos.
- Yo lo matare - dijo uno de ellos el que se encontraba más cerca de mí
Supe enseguida que trataría de torcer mi cabeza, entonces me agache y caí de espaladas al suelo para dispararle justo en su pecho. La bala lo atravesó y grito de dolor.
Los otros cinco vinieron rápidamente a mí mientras que el guardián de grandes ojos se retorcía por el dolor causado de la bala de madera.
Todo lo vi en cámara lenta y dispare otros dos balazos.
Las balas salieron disparadas justo donde yo quería. Tumbe a otros dos por el dolor y yo rodé por el piso para que los otros tres guardianes no me atraparan.
Tire la pistola ya que no tenía más balas.
Supe que era el turno de mi gran habilidad cortar cabezas de vampiros con mi espada delgada pero muy filosa. Así que rápidamente saque mi espada y me puse a pelear con los guardianes, me dieron unos cuantos golpes en la cara y en la parte superior de mi estomago... pero yo les sometía con mi espada haciéndoles cortadas que les afectaba ya que sangraban.
Uno de ellos cometió un grave error, lo cual me hizo ganar toda esta pelea. Quiso someterme, uno de aquellos vampiros y yo lo use como escudo hasta que lo avente con gran fuerza y los otros dos se distrajeron lo suficiente para córtales la cabeza a los dos.
Se desplomaron enfrente de mí y seguí con el guardián que quería someterme cuando se puso de pie era demasiado tarde yo le rebane la cabeza al igual que a sus otros dos amigos.
Mi espada tenía un poco de sangre, pero sabía que los vampiros no estaban muertos, así que saque una botella llena de agua bendecida y los rocié una solo gota.
La agua recorría con gran rapidez todo el cuerpo hasta consumirlos por entero y dejarlos quemados.
Los que estaban cortados de la cabeza no emitieron ruido alguno, pero los que se encontraban solo adoloridos por los balazos, gritaron hasta no poder y se retorcieron como gusanos.
Me quede allí contemplando la habitación y masacre que había hecho. Me sentí satisfecho por mi trabajo y guarde la poca agua bendita que tenia.
Era peligroso traer agua bendita en una de tus bolsas y más cuando eres un vampiro y puedes morir. Esta agua la había conseguido gracias a un humano que era una fuente para mí y lo consideraba como un amigo.
Aunque no me agradaban tanto los humanos, pero la única manera de matar a un vampiro era con agua bendita ó con una cruz, pero si yo la llegara a tocar moriría al instante.
Rompí una de las ventas de esa oficina y salte a la calle recordando que mi objetivo era Ricardo y no esos guardianes.
Descubrí que el carro de Ricardo apenas había empezado a arrancar y sin pensarlo dos veces salte encima de su auto negro. No me moví hasta que llegamos al destino menos pensado que se me había ocurrido.
Llegamos a los ductos cerca de las alcantarillas donde estaban los humanos
No podía creerlo. Mi jefe tenía razón, Ricardo tenía algo que ver con Gabriel.
Espere arriba del techo del automóvil y salte antes de que se estacionara. Los vi desde lejos cuando ellos pararon. Pero pensé que se quedarían allí, pero no fue así, Ricardo se dirigió muy cerca de la puerta de la alcantarilla de gran tamaño. Posteriormente salió una persona andrajosa, socio y con color en las mejillas. Supe enseguida que ese era Gabriel.
Así que después de todo mi jefe tenía razón y creo que lo complacería en matar a dos dolores de cabeza en vez de uno solo. No me detuve, camine por ese mismo espacio de pasto muerto. Salte sobre Ricardo y le corte la cabeza sin decirle nada, sin dejar que nadie reaccionara por su muerte próxima. Uno de sus más fieles guardianes y jefes de los otros seis que había matado salto hacia mi mostrando sus colmillos, yo reaccione al instante y salí de mi posición.
Tuvimos una pelea pequeña ya que fue difícil matarlo, pero al final lo degollé y le rocié a las dos aguas cristalinas y benditas.
Así termine mi trabajo. O al menos una parte de él. Volteé a ver a Gabriel que un seguía sin dar crédito como había matado tan rápido a esos vampiros. Cuando me miro y vio que el peligro ahora venia hacia él, me sorprendió su repentina acción. Mientras caminaba hacia él, Gabriel saco una pistola de agua, pero no era agua si no agua bendita, eso podría matarme al igual que a todos los vampiros.
Me detuve en seco. No podía hacerle nada, además pude ver por el brillo de la luna un destello en su cuello y supuse que era una cruz de plata.
- ¿quieres matarme también a mi? - me cuestiono mientras mantenía en lo alto la pistola con agua bendita.
La agua bendita no era fácil de encontrar, tenían que sacarla de los templos donde se encontraba y bendecirla allí mismo, de no ser así esa agua era normal y nada letal para los vampiros. Pero como este mundo era de vampiros ya no había religión alguna que no fuera SANGRE.
- Paz amigo - deje caer mi espada a un lado y seguí observándolo
-¿Amigo? - dijo con sarcasmo - Tú eres un monstro porque debería tener un amigo vampiro
Estaba muy serio y podía ver que mantenía bien apuntada ese pistola directo a mí.
-Esta bien - dije razonando - Mi jefe solo me dijo que le interesaba Ricardo, ya lo mate...así que no hay problema me iré.
Me di media vuelta pero me entro una especie de pánico cuando dijo:
-Nada de eso - respondió con energía - Tú no te vas... Así que date la vuelta y mírame
Hice lo que me pidió y de pronto escuche varias voces detrás de él. Gabriel discutió en susurro sin apartarme la vista.
Que oportunidad tenía de escaparme de allí ileso. Nenguna pensé pesadamente. Si saltara a cualquier dirección Gabriel podría dispárame aunque yo fuera demasiado rápido tengo la seguridad que con una sola gota de aquel liquido se recorrería atreves de todo mi cuerpo hasta morir.
- No estarás hablando enserio - tercio una voz grave - Traerlo con nosotros como prisionero... ¿acaso te has vuelto loco Gabriel?
-Es la única forma - respondió- él es diferente
- ¿Diferente?, a que te refieres
-Te lo diré cuando lo tengamos encerrado - le anuncio
El grandulón lo miro dudando, pero pronto llamo a otros hombres igual de grandes que él
-¡¡Rápido, rápido!! - expreso - Agarren a ese vampiro mugroso
Dada la orden siete humanos me registraron y sacaron todo lo que consideraban peligroso, cuando acabaron me ataron con una soga sin que yo pusiera resistencia. Cada uno de ellos tenía cruses en sus cuellos y agua bendita.
No tenía opción alguna. Además pensé que si saldría de aquella situación podría después informar sobre este escondite a los vampiros. Claro si es que lograba salir ileso.
Me empujaron para que entrara y bajara por una cantarilla que olía horriblemente mal. Con diez humanos a mi lado y con cada uno de ellos traía lo más letal para un vampiro como yo.
No exprese miedo, porque no lo tenía. No exprese incomodidad, porque no me importaba. No exprese nada en lo absoluto porque yo era frio como un Hielo.
Seguimos adentrándonos en aquellos ductos sucios y oxidados. Hasta que llegamos a una puerta de fierro forjado y cuando entramos vi un gran grupo de humanos.
La verdad me sorprendió de que hubiera muchos de hechos allí abajo.
- ¿Qué diablos hace ese vampiro aquí? - dijo una voz femenina detrás de nosotros, por lo tanto todos nos dimos la vuelta para observar quien podría ser
- Liliana...es un prisionero
-¡Prisionero! -expreso regañando a Gabriel
-Ya te lo contare después...
-¿Que sucede?- pregunto una voz saliendo de una de las puertas
Me miro con curiosidad. Sus ojos eran grandes y expresivos. Sus mejillas estaban con ese toque rojizo de la vida.
Un solo momento. Un solo sentimiento. Una sola cosa que nunca pensé sentir. Un sentimiento que no podre describir. No podre saber nunca que fue lo que despertó esa chica en MÍ.....
Continuacion
Capítulo 4.
Humanos
Su mirada me congelo por un instante, no supe porque. De pronto no vi sangre en ella, simplemente una chica viva y linda.
-Tu padre quiere tener como prisionero ha este vampiro asqueroso - respondió aquella mujer llamada Liliana señalándome como una basura podrida
Esa chica volvió a mirarme y sentí otro escalofrió por mi cuerpo.
¿Que estaba pasándome?... yo era una vampiro. Y no era como cualquier vampiro si no yo era un asesino. Un asesino...
-Eso veo - dijo aquella chica de ojos negros como la noche pero igualmente hermosos - Padre porque hiciste eso
- Larga historia - respondió cansado Gabriel - Se los explicare cuando me sienta seguro que este monstro este bajo una reja
Solamente observe alejándose aquella cabellera negra perderse mientras yo me dirigía al lado contrario donde ella se perdió de mi vista.
Me encaminaron hasta un gran ducto que salía de aquella agrupación de humanos.
Llegamos a un cuarto donde estaba la prisión que decía Gabriel hecha especialmente para vampiros. Mire hacia abajo observando una plataforma y debajo de ella agua y supuse bien que era agua bendita.
Todo esto para que no escapara escarbando debajo de la tierra.
Y por primera vez di un cumplido a uno de ellos:
- Muy bien pensado - dije razonando la situación
Aquellos que eran mis verdugos se miraron sorprendidos por mi comentario, pero no dijeron nada y me dejaron solo en aquella jaula.
Pensé mucho en como escapar. Pensé en como comunicarme con alguien. Pensé que en cualquier momento moriría, Pensé en todas esas muertes. Pensé en muchas otras cosas y sobre todo al final pensé en aquella chica que parecía ser la hija de Gabriel.
Era realmente diferente a todas aquellas chicas que había conocido y me dije a mi mismo que claro que era diferente porque ella era Humana y no vampiro.
¿Que me pasaba?...Ni yo mismo sabia que me sucedía. Me senté en medio de mi jaula y pensé que tenía que terminar con esto que sentía.
Me pregunte si Estaban mi jefe se preguntaría porque tardaba tanto, lo más posible es que le valiera un comino si yo estaba vivo o muerto.
Pasaron unas horas y yo me estaba volviendo loco en esa jaula. Iba y venía sin cesar, no podía dormir y me sentía muy ansioso por saber que tramaban mis captores. Mientras daba vueltas en la jaula una chica se asomo por la puerta.
Yo sorprendido la mire.
Esta chica era delgada con pelo rojizo, se acerco a mí y me paso sobre unos barrotes una botellita de sangre (supe al instante que era de mi pertenencia).
-Toma - susurró sonriéndome
Era extraño que un Humano le sonriera a un Vampiro, pero pues este vampiro estaba bien encerrado así que en realidad no tenía nada de que temer.
Fui directo hacia la botellita de sangre y tome de un solo sorbo.
Eso me calmo mucho y pude pensar con más claridad.
- ¿Cómo te llamas? - me cuestionó aquella chica mientras se había sentado enfrente de mi jaula
La mire con desconfianza.
-Entiendo - dijo sinceramente - Enemigos por naturaleza... ¿no es así?
Solamente me quede pasmado que me hablara normalmente como si yo fuera uno de sus amigos.
Como no vio reacción alguna de mí prosiguió hablándome:
-Soy Susan - se presentó mirándome
Sabia perfectamente que quería una respuesta, pero yo tenía ideas de que si le contestaba me condenaba a mi mismo por hablarles a los humanos.
Suspiro muy hondo y continuo hablando:
- Sabes siempre he querido subir a la superficie, siempre ha sido mi sueño desde que era niña - me platico acercándose más a mi jaula - ¿es verdad que el sol es tan brillante?... ¿cómo es la Luna?
Me cuestiono con ansiedad y con una esperanza de aquellas cosas que eran insignificantes para mí.
Solo me volví a sentar en medio de mi jaula para no quedarme parado como idiota. Ella aun esperaba una respuesta.
- Y... ¿es verdad que ustedes son inmortales? - pregunto con seriedad
Puse mala cara por su pregunta. Si los vampiros fuéramos inmortales ya existirían miles de millones allí afuera, lo cual era absurdo. En si éramos pocos, pero más fuertes que los humanos. Mis padres solían decirme que un vampiro dura eternamente, pero solo lo hacía para que yo no tuviera miedo a la muerte... pero no era así, mis padres murieron a sus cien años. No envejecíamos pero si moríamos después de cien años o ciento cincuenta si teníamos mucha suerte.
Negué con la cabeza su pregunta.
- Vaya - expreso con asombro - ¿Entonces mueren?
Respire aire, aunque no lo necesitaba. A veces me gustaría tener un olfato como aquellas historias de terror que solían contar lo humanos sobre nuestra especie.
Cabeceé dándole la razón.
Ella sonrió feliz por comunicarse conmigo, en realidad era agradable platicar para pasar el rato encerrado en esa jaula.
- Debe ser frustrante estar encerrado - dijo mirándome
Pero su mirada lo decía todo era inocente.
-Lo es - coincidí con ella
Ella se sorprendió al ver que había logrado que yo le hablase.
- ¿qué cosas dañan a un vampiro?
Esa pregunta me impresiono mucho
-Creo que eso ya lo saben...- levante la cabeza señalando con ella la jaula
Ella se incorporo y tomo la botellita vacía para meterla en una bolsa donde la había sacado. Y antes de darme la espalda para marcharse dijo:
-Creo que tú supones que ellos lo saben...
Dicho esto se fue de aquella habitación.
Me quede desconcertado por ese comentario de aquella humana llamada Susan.
Los otros días que siguieron, no vino a alimentarme Susan. Si no aquel grandulón que me había aprensado. Mis botellitas se acabaron al cuarto día y después me dieron algo sospecho para mi... parecía sangre pero no sabía si podría estar contaminada.
No la tome. Me negué a tomarla.
Pasaron otros dos días y yo está muy hambriento
Bastante hambriento.
En el séptimo día estaba furioso.
-¡¡¡A qué diablos están jugando conmigo!!! - grite por decima vez desesperado por salir de aquella jaula- MALDITA SEA.
Pataleaba en la tarima.
Nadie respondió. Ya que nadie se encontraba allí oyéndome.
Se abrió de repente la puerta de la habitación, no me importaba que fuera quien fuera...le gritaría hasta no poder. Lo amenazaría y por primera vez verían al vampiro que había en mí
Pero la figura que salió de esa puerta de hierro oxidado fue una chica de gran pelo largo negro, con sus ojos muy expresivos, su nariz chica pero cuadraba a la perfección con su rostro, su rostro estaba pincelado de un toque rosa.
Era a la misma chica que había visto por primera vez cuando me traían preso.
No puede gritar más.
Simplemente me desarmo con la simple mirada que me lanzo. Y quiero decir que la mirada no era dulce.
Pero era realmente hermosa.
- Deberías de callarte - me aconsejo aquella chica - A mi padre no le gustara saber que sigues negándote a probar la sangre y ahora gritas como la sanguijuela que eres. Eso no te beneficiara
Ese comentario debió de hacerme enfurecer pero no logro efecto alguno en mí.
Comenzó a pasearse por la habitación delante de mi jaula.
Su largo cabello le llegaba hasta su cintura. Traía ropa ajustada negra con botas.
- Esta visita es porque tengo algo que proponerte - comenzó a decir - Trabajas por sangre, ¿no es así?
No me gustaba nada su timbre de voz. Su voz era quedada y con doble intenciones
- Si - respondí sin signo alguno de felicidad. Solamente la seguía con la mirada.
Me dedico una mueca de asco
- Te pagaré mucho mejor que tu jefe...
-Nadie puede pagarme mejor que él - argumente - La sangre debe ser saludable, de no ser así los vampiros llegamos a morir.
Ella entrecerró los ojos
-Y si te diría que tenemos sangre de mejor calidad aquí - recalcó - Ya que somos humanos después de todo
-He visto como visten - recite y luego puntualice- No cabe duda que habrá alguna enfermedad aquí abajo
Empezó a carcajearse con muchas ganas
- Eso solo es un disfraz... somos mucho más limpios de lo que crees
No supe que decir. Entonces ellos vivían con algunas comodidades...
-Tal vez si te dignas a solo probar una poco de esta sangre- saco una botella de vidrio y la coloco cerca de la banda de cruses que estaban a mi alrededor.- Sabrías que tiene mejor sabor
Sangre. Sangre de mejor sabor. ¿Cómo podía ser posible? Y si trataba de engañarme con una reserva de sangre contaminada.
No importaba yo estaba muy hambriento
-Tómala - me incito
Confié en ella y nuca sabré porque.
Tome aquella botellita de sangre más roja de lo normal. La mire con recelo y cuando estuve a punto de tomarla.
Se a abrió de par a par la puerta de hierro. Y aprecio Susan con un vestido liso y negro. Camino con paso decisivo hasta colocarse delante de mí.
- Dámela - me exigió la botella con su mano extendida.
Yo no supe porque estaba tan molesta. Y simplemente por impulso se la di entre sus manos.
Ella tomo la botella para toparse cara a cara con aquella chica de gran rostro. Pero no dijo nada. Simplemente lanzo la botella con sangre en la pared.
La pared quedo manchada de sangre y todos los vidrios saltaron por toda la habitación. Pero ellas dos no se movieron ni un centímetro.
Ambas se observaban con desafío.
- ¡qué crees que haces Susan!
Susan simplemente la miro con más enojo.
- Tu dime... - dijo cruzándose de brazos
- Sabes de sobra que esta es la ley - recito esa chica levantando sus manos y luego la señalo - No siempre podrás protegerlo.
- Mi padre es el que tiene la última palabra - argumento Susan
- Podemos deshacernos de una carga que no deja dormir a muchos y tú me sales con esto...Es estúpido
- No me importa - ladeo la cabeza hacia la derecha para no verle la cara a la otra chica.
- ¿qué diablos pasa contigo? - expreso con enojo y frustración aquella chica tratando de entender a Susan
- Simplemente no lo harás ahorita, mi padre lo quiere vivo
- Bien - respondió rechinando los dientes por coraje- Cuando tu padre llegue házmelo saber...
Esa chica de pelo negro nos dio la espalda, pero antes que se fuera Susan la llamo:
-Claudia - la susodicha se detuvo pero no dio intenciones de volver a vernos - Cuando llegue mi padre le diré que estuviste a punto de matar a su prisionero
- Dile lo que se te dé la gana...hermanastra
Cuando dijo hermanastra salió azotando la puerta muy fuerte detrás de ella y yo me quede sin palabra alguna.
Así que Susan y Claudia eran hermanastras.
Susan voltio a verme y se acerco a los barrotes recargando su cabeza.
-Lo siento - se disculpo por algo que ella no tenía nada que ver
Esto si era muy extraño. Un humano se disculpaba porque su hermanastra estaba a punto de asesinarme.
Era algo absurdo. Esa chica llamada Claudia era muy ruda y muy precisa en su trabajo. Algo que me gustaba...claro que no fuera porque había tratado de asesinarme. Pero la verdad era que ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas.
Humanos pensé. Quien los entiende. Humanos después de todo. Y yo un vampiro miserable. Un asesino de personas como Susan.
Un asesino después de todo. Simplemente un asesino...
Humanos
Su mirada me congelo por un instante, no supe porque. De pronto no vi sangre en ella, simplemente una chica viva y linda.
-Tu padre quiere tener como prisionero ha este vampiro asqueroso - respondió aquella mujer llamada Liliana señalándome como una basura podrida
Esa chica volvió a mirarme y sentí otro escalofrió por mi cuerpo.
¿Que estaba pasándome?... yo era una vampiro. Y no era como cualquier vampiro si no yo era un asesino. Un asesino...
-Eso veo - dijo aquella chica de ojos negros como la noche pero igualmente hermosos - Padre porque hiciste eso
- Larga historia - respondió cansado Gabriel - Se los explicare cuando me sienta seguro que este monstro este bajo una reja
Solamente observe alejándose aquella cabellera negra perderse mientras yo me dirigía al lado contrario donde ella se perdió de mi vista.
Me encaminaron hasta un gran ducto que salía de aquella agrupación de humanos.
Llegamos a un cuarto donde estaba la prisión que decía Gabriel hecha especialmente para vampiros. Mire hacia abajo observando una plataforma y debajo de ella agua y supuse bien que era agua bendita.
Todo esto para que no escapara escarbando debajo de la tierra.
Y por primera vez di un cumplido a uno de ellos:
- Muy bien pensado - dije razonando la situación
Aquellos que eran mis verdugos se miraron sorprendidos por mi comentario, pero no dijeron nada y me dejaron solo en aquella jaula.
Pensé mucho en como escapar. Pensé en como comunicarme con alguien. Pensé que en cualquier momento moriría, Pensé en todas esas muertes. Pensé en muchas otras cosas y sobre todo al final pensé en aquella chica que parecía ser la hija de Gabriel.
Era realmente diferente a todas aquellas chicas que había conocido y me dije a mi mismo que claro que era diferente porque ella era Humana y no vampiro.
¿Que me pasaba?...Ni yo mismo sabia que me sucedía. Me senté en medio de mi jaula y pensé que tenía que terminar con esto que sentía.
Me pregunte si Estaban mi jefe se preguntaría porque tardaba tanto, lo más posible es que le valiera un comino si yo estaba vivo o muerto.
Pasaron unas horas y yo me estaba volviendo loco en esa jaula. Iba y venía sin cesar, no podía dormir y me sentía muy ansioso por saber que tramaban mis captores. Mientras daba vueltas en la jaula una chica se asomo por la puerta.
Yo sorprendido la mire.
Esta chica era delgada con pelo rojizo, se acerco a mí y me paso sobre unos barrotes una botellita de sangre (supe al instante que era de mi pertenencia).
-Toma - susurró sonriéndome
Era extraño que un Humano le sonriera a un Vampiro, pero pues este vampiro estaba bien encerrado así que en realidad no tenía nada de que temer.
Fui directo hacia la botellita de sangre y tome de un solo sorbo.
Eso me calmo mucho y pude pensar con más claridad.
- ¿Cómo te llamas? - me cuestionó aquella chica mientras se había sentado enfrente de mi jaula
La mire con desconfianza.
-Entiendo - dijo sinceramente - Enemigos por naturaleza... ¿no es así?
Solamente me quede pasmado que me hablara normalmente como si yo fuera uno de sus amigos.
Como no vio reacción alguna de mí prosiguió hablándome:
-Soy Susan - se presentó mirándome
Sabia perfectamente que quería una respuesta, pero yo tenía ideas de que si le contestaba me condenaba a mi mismo por hablarles a los humanos.
Suspiro muy hondo y continuo hablando:
- Sabes siempre he querido subir a la superficie, siempre ha sido mi sueño desde que era niña - me platico acercándose más a mi jaula - ¿es verdad que el sol es tan brillante?... ¿cómo es la Luna?
Me cuestiono con ansiedad y con una esperanza de aquellas cosas que eran insignificantes para mí.
Solo me volví a sentar en medio de mi jaula para no quedarme parado como idiota. Ella aun esperaba una respuesta.
- Y... ¿es verdad que ustedes son inmortales? - pregunto con seriedad
Puse mala cara por su pregunta. Si los vampiros fuéramos inmortales ya existirían miles de millones allí afuera, lo cual era absurdo. En si éramos pocos, pero más fuertes que los humanos. Mis padres solían decirme que un vampiro dura eternamente, pero solo lo hacía para que yo no tuviera miedo a la muerte... pero no era así, mis padres murieron a sus cien años. No envejecíamos pero si moríamos después de cien años o ciento cincuenta si teníamos mucha suerte.
Negué con la cabeza su pregunta.
- Vaya - expreso con asombro - ¿Entonces mueren?
Respire aire, aunque no lo necesitaba. A veces me gustaría tener un olfato como aquellas historias de terror que solían contar lo humanos sobre nuestra especie.
Cabeceé dándole la razón.
Ella sonrió feliz por comunicarse conmigo, en realidad era agradable platicar para pasar el rato encerrado en esa jaula.
- Debe ser frustrante estar encerrado - dijo mirándome
Pero su mirada lo decía todo era inocente.
-Lo es - coincidí con ella
Ella se sorprendió al ver que había logrado que yo le hablase.
- ¿qué cosas dañan a un vampiro?
Esa pregunta me impresiono mucho
-Creo que eso ya lo saben...- levante la cabeza señalando con ella la jaula
Ella se incorporo y tomo la botellita vacía para meterla en una bolsa donde la había sacado. Y antes de darme la espalda para marcharse dijo:
-Creo que tú supones que ellos lo saben...
Dicho esto se fue de aquella habitación.
Me quede desconcertado por ese comentario de aquella humana llamada Susan.
Los otros días que siguieron, no vino a alimentarme Susan. Si no aquel grandulón que me había aprensado. Mis botellitas se acabaron al cuarto día y después me dieron algo sospecho para mi... parecía sangre pero no sabía si podría estar contaminada.
No la tome. Me negué a tomarla.
Pasaron otros dos días y yo está muy hambriento
Bastante hambriento.
En el séptimo día estaba furioso.
-¡¡¡A qué diablos están jugando conmigo!!! - grite por decima vez desesperado por salir de aquella jaula- MALDITA SEA.
Pataleaba en la tarima.
Nadie respondió. Ya que nadie se encontraba allí oyéndome.
Se abrió de repente la puerta de la habitación, no me importaba que fuera quien fuera...le gritaría hasta no poder. Lo amenazaría y por primera vez verían al vampiro que había en mí
Pero la figura que salió de esa puerta de hierro oxidado fue una chica de gran pelo largo negro, con sus ojos muy expresivos, su nariz chica pero cuadraba a la perfección con su rostro, su rostro estaba pincelado de un toque rosa.
Era a la misma chica que había visto por primera vez cuando me traían preso.
No puede gritar más.
Simplemente me desarmo con la simple mirada que me lanzo. Y quiero decir que la mirada no era dulce.
Pero era realmente hermosa.
- Deberías de callarte - me aconsejo aquella chica - A mi padre no le gustara saber que sigues negándote a probar la sangre y ahora gritas como la sanguijuela que eres. Eso no te beneficiara
Ese comentario debió de hacerme enfurecer pero no logro efecto alguno en mí.
Comenzó a pasearse por la habitación delante de mi jaula.
Su largo cabello le llegaba hasta su cintura. Traía ropa ajustada negra con botas.
- Esta visita es porque tengo algo que proponerte - comenzó a decir - Trabajas por sangre, ¿no es así?
No me gustaba nada su timbre de voz. Su voz era quedada y con doble intenciones
- Si - respondí sin signo alguno de felicidad. Solamente la seguía con la mirada.
Me dedico una mueca de asco
- Te pagaré mucho mejor que tu jefe...
-Nadie puede pagarme mejor que él - argumente - La sangre debe ser saludable, de no ser así los vampiros llegamos a morir.
Ella entrecerró los ojos
-Y si te diría que tenemos sangre de mejor calidad aquí - recalcó - Ya que somos humanos después de todo
-He visto como visten - recite y luego puntualice- No cabe duda que habrá alguna enfermedad aquí abajo
Empezó a carcajearse con muchas ganas
- Eso solo es un disfraz... somos mucho más limpios de lo que crees
No supe que decir. Entonces ellos vivían con algunas comodidades...
-Tal vez si te dignas a solo probar una poco de esta sangre- saco una botella de vidrio y la coloco cerca de la banda de cruses que estaban a mi alrededor.- Sabrías que tiene mejor sabor
Sangre. Sangre de mejor sabor. ¿Cómo podía ser posible? Y si trataba de engañarme con una reserva de sangre contaminada.
No importaba yo estaba muy hambriento
-Tómala - me incito
Confié en ella y nuca sabré porque.
Tome aquella botellita de sangre más roja de lo normal. La mire con recelo y cuando estuve a punto de tomarla.
Se a abrió de par a par la puerta de hierro. Y aprecio Susan con un vestido liso y negro. Camino con paso decisivo hasta colocarse delante de mí.
- Dámela - me exigió la botella con su mano extendida.
Yo no supe porque estaba tan molesta. Y simplemente por impulso se la di entre sus manos.
Ella tomo la botella para toparse cara a cara con aquella chica de gran rostro. Pero no dijo nada. Simplemente lanzo la botella con sangre en la pared.
La pared quedo manchada de sangre y todos los vidrios saltaron por toda la habitación. Pero ellas dos no se movieron ni un centímetro.
Ambas se observaban con desafío.
- ¡qué crees que haces Susan!
Susan simplemente la miro con más enojo.
- Tu dime... - dijo cruzándose de brazos
- Sabes de sobra que esta es la ley - recito esa chica levantando sus manos y luego la señalo - No siempre podrás protegerlo.
- Mi padre es el que tiene la última palabra - argumento Susan
- Podemos deshacernos de una carga que no deja dormir a muchos y tú me sales con esto...Es estúpido
- No me importa - ladeo la cabeza hacia la derecha para no verle la cara a la otra chica.
- ¿qué diablos pasa contigo? - expreso con enojo y frustración aquella chica tratando de entender a Susan
- Simplemente no lo harás ahorita, mi padre lo quiere vivo
- Bien - respondió rechinando los dientes por coraje- Cuando tu padre llegue házmelo saber...
Esa chica de pelo negro nos dio la espalda, pero antes que se fuera Susan la llamo:
-Claudia - la susodicha se detuvo pero no dio intenciones de volver a vernos - Cuando llegue mi padre le diré que estuviste a punto de matar a su prisionero
- Dile lo que se te dé la gana...hermanastra
Cuando dijo hermanastra salió azotando la puerta muy fuerte detrás de ella y yo me quede sin palabra alguna.
Así que Susan y Claudia eran hermanastras.
Susan voltio a verme y se acerco a los barrotes recargando su cabeza.
-Lo siento - se disculpo por algo que ella no tenía nada que ver
Esto si era muy extraño. Un humano se disculpaba porque su hermanastra estaba a punto de asesinarme.
Era algo absurdo. Esa chica llamada Claudia era muy ruda y muy precisa en su trabajo. Algo que me gustaba...claro que no fuera porque había tratado de asesinarme. Pero la verdad era que ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas.
Humanos pensé. Quien los entiende. Humanos después de todo. Y yo un vampiro miserable. Un asesino de personas como Susan.
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